Isabel
Medina Astorga
Educadora
de Párvulos
Rancagua
Chile
Piensa en ti misma,
el bienestar de los niños dependerá del
tuyo. Está bien ser un poco egoísta, ya que sentirte deprimida y frustrada
(porque no tienes tiempo para nada) afectará su comportamiento de forma
negativa y también entorpecerá tu autoridad.
Enséñalos
a relacionarse y compartir, con hermanos, amigos y
con todo el mundo. La vida será más fácil si saben hablar y estar con la gente. Pídeles que se esfuercen,
pero no que sean perfectos, los niños a los que se les exige resultados y ser
sobresalientes en TODO pueden
terminar deprimidos y con ansiedad. El truco es elogiar el esfuerzo y no la
habilidad natural: “¡Qué bien lo hiciste!”, en lugar de “¡Qué inteligente
eres!”, hará que mantengan su desempeño sin temor a equivocarse o quedar mal.
Enséñales
a ser optimistas SIEMPRE, porque es la sensación más
cercana a la felicidad.
No
olvides la inteligencia emocional, si a
nosotras nos cuesta lidiar con nuestras emociones, cómo será para ellos. Esta
habilidad no es innata, sino que debe desarrollarse y el primer paso es no
desestimar sus sentimientos cuando están molestos o tristes. Olvídate del “no me importa, ¡porque lo digo yo y
punto!”.
Ayúdalos
a formar buenos hábitos, para que algo quede no basta
imponerlo, sino hacerlo habitual. Lo mejor es eliminar los estímulos o
distracciones, establecer una meta y no desesperes, que toma tiempo.
Edúcalos
sobre la autodisciplina, porque es mucho más
importante para el éxito que la inteligencia.
Más
tiempo para jugar a la pelota, a los
muñecos o a lo que sea, los juegos no estructurados y espontáneos les ayudan a
tener atención plena y apreciar el momento presente. Algo que luego cuesta
mucho de adulto.
Tú
decides que entregarle a tus pequeños, lo ideal siempre es criarlos y educarlos
con amor y armonía, nada mejor para
formar a un niño feliz!